Novak Djokovic no se vacunará. El serbio, que fue deportado por Australia el 16 de enero, rompió su silencio en una entrevista con la BBC (se emitirá íntegra a las 21:30 horas de hoy) en la que advirtió que sus creencias están por encima de la posibilidad de quedar descabalgado en la lucha por ser el tenista con más Grand Slams de la historia. Un pulso en el que Rafa Nadal se colocó por delante (21 títulos) del balcánico y de Roger Federer con su triunfo en Melbourne.
«Mi decisión se basa en que mi cuerpo es más importante que cualquier título.Intento estar en sintonía con mi cuerpo tanto como puedo», explicó el número uno, que se declara «un gran estudioso del bienestar, la salud y la nutrición». Es vegano, no ingiere gluten y es seguidor de la medicina holística y la meditación con los consejos del experto en medicina alternativa Chrevin Jafarieh o el español Pepe Imaz.
«Podría renunciar a torneos que me obligen a cambiar mi postura sobre la vacuna, es el precio que estoy dispuesto a pagar», advirtió Djokovic, que reaparece la próxima semana en Dubái, donde podría perder el número uno en favor de Daniil Medvedev (juega en Acapulco). Si no, lo cederá en la gira estadounidense de Masters 1.000 (Indian Wells desde el 14 de marzo y Miami desde el 28), porque EE UU exige la pauta de vacunación completa y no podrá viaja
A día de hoy, de los Grand Slams el serbio tampoco podría participar en Roland Garros (22 mayo-5 junio) ni en el US Open (en agosto). Sólo en Wimbledon (27 junio-10 julio) realizando una cuarentena de diez días. Su calendario se reduce muchísimo, y en primavera pasaría por Montecarlo, Belgrado, Roma y Madrid.
«Nunca he estado en contra de las vacunas, de niño las recibí. Pero siempre he defendido la libertad de decidir sobre qué te metes en tu cuerpo«, explica Djokovic, que espera que las restricciones vayan relajándose y «jugar muchos más años» mientras mantiene «la mente abierta» respecto a vacunarse en el futuro «porque todos estamos tratando de encontrar la mejor solución para acabar con la COVID».
Pese a tener una exención médica del Abierto de Australia para participar (contrajo la COVID en Serbia en diciembre), el ministro de Inmigración, Alex Hawke, hizo uso de su potestad para expulsarlo al considerarlo un peligro para la salud pública. «Se basó en la percepción de que yo podría crear un sentimiento antivacunas en el país o en Melbourne, algo en lo que estoy totalmente en desacuerdo», protesta Djokovic. «Lo que la gente no sabe es que no fui deportado por no estar vacunado o por romper las reglas», añadió. «Me molesta que se diga que estaba manipulada (su prueba PCR)», se defendió también. Mientras prácticamente el 100% del circuito está inmunizado, el número uno sigue firme en su postura de no aceptar la vacuna. Cueste lo que cueste. Y es mucho.