Diseñadores aunaron esfuerzos para concientizar sobre la importancia del cuidado de la mente. También recaudaron recursos para desintoxicar personas adictas a las drogas.
La Semana de la Moda de Nueva York, evento que inició el pasado 16 de febrero y que culminará este miércoles, además de haber regresado a la presencialidad para destapar las tendencias que se deben tener en cuenta al momento de renovar el closet, también se ha caracterizado por tener una apuesta por lo social.
Diseñadores de moda emergentes sumaron fuerzas la noche de este lunes en la ecléctica pasarela Break Free, para poner bajo el foco la importancia de cuidar la salud mental, quererse a uno mismo y pedir ayuda para superar las adicciones en medio de la crisis sanitaria que atraviesa el planeta.
Alrededor de unas doscientas personas, sobre todo curiosos atraídos por las propuestas de moda pero también interesados en la causa de la salud mental, acudieron al West Village para apoyar este evento en beneficio de ‘10,000 Beds’ (10.000 camas), un ente sin ánimo de lucro que media para conseguir “becas” en centros de desintoxicación para gente que no se puede realizar tratamientos que los aleje de las drogas.
“La industria de la moda pone un listón a la sociedad de muchas maneras. Quizás es hora de que la industria de la moda lleve a la sociedad hacia una conversación mucho más abierta sobre la adicción y la recuperación”, dijo al inaugurar la noche Jean Krisle, quien creó esa ONG hace siete años y ha conseguido ayudas por valor de unos 10 millones de dólares.
Una de las protagonistas fue Svetlana Chernienko, una activista de salud mental que cuenta con un gran número de seguidores en redes sociales y que también es reconocida por ser diseñadora de la marca de ropa Wu-Sah, con la que ha lanzado una línea de ropa de baño sostenible y realizada con botellas de plástico del mar para que las personas “se vean bien, se sientan bien y hagan el bien”.
“Quiero que la gente vea que personas como yo, que también vive con problemas de salud mental, es capaz de hacer cosas, y que no se avergüencen o asusten de hablar sobre ello cuando la estén pasando mal”, dijo a Efe la modista, emocionada de “abrir la conversación” desde la pasarela y enviar el mensaje de que “no pasa nada por no estar bien”.
Con esa idea es con la que se lanzó a la moda la organizadora del evento, Alexandra Nyman, quien dedicó sus esfuerzos a su hermano pequeño diagnosticado con trastorno bipolar: “Mi activismo empezó con el amor y la pasión por hacerle tener ganas de vivir otra vez”, según reveló con cierta timidez pero una voz firme.
Nyman presentó la primera colección de su firma, LadyCat, llamda ‘Therapy’ en representación de sus propios problemas de ansiedad pasando de conjuntos en tonos oscuros a “estallidos de color, texturas y reflejos de luz” en las piezas finales, entre las que destacó un minivestido blanco de puntos y otro vestido en color crema con una tela brillante.
Una de sus modelos fue Deni Carise, la jefa científica de Recovery Centers of America, una red de centros de tratamiento de adicciones de alcohol y otras sustancias en Estados Unidos, que relató su trayecto de recuperación vital tras haberse enganchado a las drogas cuando empezó a desfilar siendo apenas mayor de edad en los años ochenta.
“Mi carrera de modelo, mi uso de las drogas, mi adicción y mi recuperación me han traído aquí. Pero andar por una pasarela sobria…, ni en mis sueños más salvajes habría imaginado que tendría esa oportunidad”, sostuvo emocionada la mujer que se desempeña como psicóloga clínica y profesora de Psiquiatría en la Universidad de Pensilvania.
Cabe anotar que en la Semana de la Moda de Milán de 2019, durante la pasarela de Gucci, la modelo Ayesha Tan Jones, mostró en la palma de sus manos el mensaje “La salud mental no es moda”, imagen que le dio la vuelta al mundo y que despertó sensibilidad en el público y las casas de moda.
Con información de EFE.